Aquella habitación parecía arder.Todo el mundo parecía lanzar fuego por la boca,intentando destruir con sus lenguas viperinas.
Quemaba el ambiente,saltában chispas.Todo por lo mismo,siempre el mismo error humano.
La inmadurez hace que no nos demos cuenta de nuestros propios errores,llevando con ello a la íra y la frustración.
Todo siempre por lo mismo,el error humano.Aveces un error irreparable.
miércoles, 21 de abril de 2010
jueves, 15 de abril de 2010
miércoles, 14 de abril de 2010
domingo, 11 de abril de 2010
sábado, 10 de abril de 2010
Detesto la nostalgia paralizante,y ni en el peor de mis momentos creo que los tiempos pasados fueron mejores.Por otro lado, tengo la sensación de que la realidad mundial ha cambiado tanto,y el tiempo ha mordisqueado tan furiosamente la integridad de las cosas que hemos sufrido,algo así como una pérdida monumental de la inocencia.Lo notas cuando echas de menos lo que por entonces no sabías porque la inocencia es,en definitiva,ignorancia.Y entonces se abren de nuevo determinados odios,determinados peligros,determinados miedos.Estoy seguro de que esto es algo que sucede en la vida de todas las generaciones.Últimamente el tiempo,mi tiempo es brutal en cuanto inocencia se refiere;tiempo de violación constante de la esperanza. Como las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki,como el impacto de las torres gemelas,algo así como la guerra del 14 que cambió los parámetros de la decadencia bélica.Últimamente esto es lo que me inunda. Por una vez en mi vida,quisiera volver a ser inocente.O sea,ignorante.Quisiera que mi vida encontrase de nuevo el camino,correcto,o no,pero a gusto.Por una vez quisiera sonreír por los viejos tiempos,por los de ahora y por los que me deparan;y acordarme,al caminar,como la sonrisa se dibujaba en mi cara,con motivo o sin él.
Las cosas cambian, los intereses varían, las personas se alejan
Las cosas cambian, los intereses varían, las personas se alejan
viernes, 9 de abril de 2010
Cubriéndome el rostro con su sombra, un lobo me presionó la
mano y la mejilla con el hocico. Clavó sus ojos amarillos en los
míos mientras los demás me tironeaban de aquí y de allá.
Me aferré a aquellos ojos tanto como pude. Amarillos y próximos,
emitían destellos de múltiples tonalidades doradas. No
quería que apartase la mirada, y no lo hizo. Deseaba extender
los brazos y agarrarme a él, pero las manos se me quedaron
acurrucadas en el pecho, atenazadas por unos músculos que se
negaban a moverse.
No lograba acordarme de cómo era tener calor.
El lobo se alejó y los demás se me acercaron aún más, asfixiantes.
Me pareció que algo aleteaba en mi pecho.
No había sol; no había luz.Me estaba muriendo. No recordaba
el aspecto del cielo.
Pero no morí. Me perdí en un mar de frío, y después, al renacer,
me vi en un mundo cálido.
Recuerdo una cosa: sus ojos amarillos.
Creí que jamás volvería a verlos.
mano y la mejilla con el hocico. Clavó sus ojos amarillos en los
míos mientras los demás me tironeaban de aquí y de allá.
Me aferré a aquellos ojos tanto como pude. Amarillos y próximos,
emitían destellos de múltiples tonalidades doradas. No
quería que apartase la mirada, y no lo hizo. Deseaba extender
los brazos y agarrarme a él, pero las manos se me quedaron
acurrucadas en el pecho, atenazadas por unos músculos que se
negaban a moverse.
No lograba acordarme de cómo era tener calor.
El lobo se alejó y los demás se me acercaron aún más, asfixiantes.
Me pareció que algo aleteaba en mi pecho.
No había sol; no había luz.Me estaba muriendo. No recordaba
el aspecto del cielo.
Pero no morí. Me perdí en un mar de frío, y después, al renacer,
me vi en un mundo cálido.
Recuerdo una cosa: sus ojos amarillos.
Creí que jamás volvería a verlos.
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