Yo me rompí solo, no fueron tus manos, no fue tu boca. La verdad no rompe, la verdad libera, tú no me rompiste, porque aunque soy de barro, tengo alas y yo decidí caer sin aletear siquiera, me estampé fuerte contra el pavimento de tu egoísmo. Tú no rompiste mi corazón, yo rompí las expectativas de un amor ideal. Tú no me rompiste así que me voy a reparar solo.
Nadie lamerá mis heridas, nadie tiene la obligación de sanar lo que yo mismo me causé. Empezaré despacio, cosiendo mis alas y reconstruyendo la capacidad de asombro. Es una encomienda egoísta tratar que alguien más arregle mis despojos. No cierro la puerta, no me niego oportunidades, si por la noche alguien más quiere besar mis dedos al notar que han enrojecido por la aguja e hilo con que remiendo mi alma, no pecaré de orgulloso y lo permitiré, pues los abrazos son necesarios cuando uno se encuentra medio roto y desubicado. Yo me arreglaré solo, porque me amo.
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