martes, 31 de diciembre de 2013

Adiós 2013.


Hoy toca hablar del 2013. Hacer balance, rememorar momentos, emocionarse.
Empezó de la mejor manera que podía empezar, con mis amigos y mi familia. Luego tocó volver a la cruda realidad y enfrentarme a los primeros exámenes de la universidad. No fueron tan malos, porque siempre había una excusa para celebrar algo, como haber terminado Estadística e irnos todos a comer al burger, o la gran fiesta que nos pegamos el día 30 al acabar Biología. Después llegó febrero, y con él mis 19 y más amor y cariño de todos ellos. Lástima que sea el mes más corto. Marzo y su olor a fallas, a ropa menos abrigada, a cumpleaños de Arantxa, a fiesta, a alemanes guapos de erasmus con Rebecca, a fuegos artificiales. Luego llega abril y su toque triste, lluvioso, encantador, con las hormonas revolucionadas. Después llega mayo con su sol y todas las penas se olvidan, mis dos chicas del 9 de mayo que destilan alegría, ropa de etiqueta y limusina, estrés por esos exámenes del segundo cuatrimestre. Junio y su calor, o no tanto este año, con más estrés y de golpe Aquarama, relax en casa de Mer y su jardín. Julio con esa boda y reencuentros familiares, el carnet de conducir y miles de tardes de piscinas con mi pequeña Eva, pubs en la playa con tus amigas, tardes que jamás olvidas. Agosto y las fiestas en el puerto con mi hermana, ese viaje a Jalance a ver a nuestra desastrosa y lenta amiga vestirse de princesa, esas fiestas de Paterna en la terraza de Belén, risas y más risas. Septiembre con su quiero y no puedo, con la despedida de Eva, con la llegada a 2º de Farmacia, con los reencuentros con esos amigos que llevas todo un verano sin ver, historias que contar, y la fiesta sigue. Octubre y su monotonía, sus exámenes parciales, las risas en clase con tus amigas, ese halloween con gente especial. Noviembre empieza de la mejor forma con la que acabó octubre, después prácticas, prácticas y más prácticas, y sin darme cuenta ya estaba en Diciembre. Subiéndome a ese tren dirección Barcelona a ver a mi pequeña, a pegarme la fiesta en Malalts, a estar tres horas sentado en un Starbucks, a conocer gente maravillosa. A esas navidades con tu gente, con regalos y amor.
Y hoy acaba. Acaba este año tan bueno y maravilloso que he tenido, que me atrevería a decir que ha sido el mejor de mi vida. He conocido a gente que ahora es imprescindible en mi vida, he llorado de la emoción, he conocido el amor y el desamor, el valor de la verdadera amistad, a controlar a mis demonios, a ser mejor persona. Porque lo que bien empieza, acaba mucho mejor. Feliz 2014 a todos, muchos besos y abrazos.

sábado, 21 de diciembre de 2013


Desde los inicios de la historia, han nacido unos ciento diez mil millones de personas en el mundo. Ni una sola de ellas ha sobrevivido. Hay seis mil ochocientos millones de habitantes en el planeta. Y cada año mueren unos sesenta millones. ¡Sesenta millones de personas! Son alrededor de ciento sesenta mil al día. 
De niño leí una vez esta frase: “Vivimos solos y morimos solos. Lo demás es todo una ilusión”, y es algo que me quita el sueño. Si morimos solos, ¿por qué tengo que pasarme la vida trabajando, sudando y luchando? ¿Por una ilusión? Porque ni tener amigos, o novio, ni realizar tareas como conjugar el pluscuamperfecto, o calcular la raíz cuadrada de la hipotenusa, me ayudarán a evitar mi destino. Tengo cosas mejores en las que emplear mi tiempo.

jueves, 19 de diciembre de 2013


Yo nací para ser libre. Pero si en el camino mis piernas se enredan con las tuyas, juro que no he de quejarme.
Mejor aún, te invito a caminar juntos hasta que el cuerpo se nos desarme, que se nos vaya en besos la tarde y riamos hasta que la luna deje de usar al sol para brillar.
Te propongo que entrada la noche, entremos en desvelos y nuestros cuerpos se unan. Que sean sin que se pertenezcan y no olviden su individualidad; eso es lo que les da sensualidad.

lunes, 16 de diciembre de 2013

lunes, 2 de diciembre de 2013

Seamos sólo un dulce amor platónico, no te toco, no me tocas. No te hiero, no me hieres. Ni me alejo, ni te acercas. Sólo la distancia necesaria para seguir sintiendo esto por tí. No te amo, no me quieres. Pero me importas. No te tengo, no me tienes. Y así el dulce amor platónico nunca se acaba, y si se acaba, ni lo sientes.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Nunca supe esperar, nunca quise. Yo amaba sin negociaciones previas; nunca aprendí a cuidarme. Amo todas mis cicatrices.