miércoles, 10 de abril de 2013

Sea cual sea el juego, nos gusta ganar y cuando ganamos, buscamos otro juego. Nos exigimos a cualquier nivel, en cualquier ámbito. No importan los logros. Si eres escalador, siempre hay otra montaña.
En las fotos, los escaladores en las cimas de las montañas están sonrientes, pletóricos, triunfantes. Nadie hace fotos del camino porque... ¿quién quiere recordarlo? Nos exigimos porque es necesario, no porque nos guste. El implacable ascenso. El dolor y la angustia mientras intentas superarte. Nadie hace fotos de eso. Nadie quiere acordarse. Sólo queremos recordar las vistas desde la cima, el incomparable momento en la cumbre del mundo. Eso nos ayuda a seguir ascendiendo y el dolor merece la pena. Eso es lo extraño, que merece la pena.

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