Escribo de noche como los bohemios, como los borrachos o como las personas que llegan tarde del trabajo con el alma magullada y el corazón resquebrajado. O sin él... No sé porqué, pero me perdí entre tus recuerdos, bajo el agua de la ducha, sintiéndonos uno, y me guié por tus latidos, que fueron míos durante unos segundos. Me senté en el frío a desengañarme, de la misma forma en que me había engañado soñando sin dormir una vez más.
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