Nosotros, los que amamos, los insaciables, los soñadores eternos. Nosotros, los melancólicos, los que lloran el atardecer, los que no pueden dormir. Nosotros, los que nacemos y morimos cada amanecer, en suspiros, en besos, en caricias que faltan, en ausencias que sobran. Nosotros, los que traemos el amor a cuestas, recargando el corazón por alguna esquina, abriendo puerta por puerta. Encontramos, huyen. Nos encuentran, huimos. Qué carrera tan masoquista, que pasatiempo es este, desgastarnos en madrugadas solitarias, deseando compañía, manos compañeras, pupilas que se reconozcan, respiraciones que calmen la taquicardia que deja abrazar el vacío. Nosotros, los que amamos, nosotros.
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