Si les dices a los niños "no vayas a ese árbol", ellos solo visualizarán el árbol, no pensarán en el "no vayas". E irán al árbol sin pensarlo dos veces.
Es algo parecido a lo que nos pasa. Se visualiza la palabra que cada uno considera importante, y nos lanzamos al vacío tratando de encontrar una sonrisa al final. Pero nos olvidamos del resto de la frase. Es justo allí, donde nos esperan las sonrisas en el camino. Si no aprendes a levantarte, no sabrás caminar. Y si no sabes caminar, no disfrutarás del correr.
Aprende a ir despacio y dar lo mejor de ti en el camino. Solo así te esperará algo bueno en el final.
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