¿Has sentido alguna vez un nudo en la garganta que te impide hablar? ¿Te has puesto una máscara para no mostrar tus sentimientos frente a alguien más para verte más fuerte? ¿Te has prohibido llorar?
Decirlo o callarlo: esa es la cuestión...
Decir lo que quieres, gritarlo al mundo, soltarte de una vez, dejar de esquivar las preguntas, dejar las mentiras piadosas y dejar de decir lo que quieren oír. Chillar tus sentimientos, decir todo lo que quieres decir, a quien se lo quieres decir, justo en el momento preciso.
O seguir como siempre, callando, esperando, deseando que alguien lo diga por ti o que tus ojos lo digan por ti o simplemente que alguien intuya lo que quieres decir sin más, sin tener que pronunciar palabra. Dejarlo pasar a la espera de que algo suceda, que las estrellas se pongan de acuerdo para que todo cambie.
El verdadero problema es que si hablas alguien puede salir herido, pero si no lo haces...A veces es más fácil aparentar que decir la verdad, es más sencillo que todos piensen lo que quieran pensar, que decir lo que realmente deseas. Pero no siempre lo más fácil es lo mejor...
Porque tarde o temprano se tendrá que dar la cara, decir las cosas como son, sin maquillaje para hacerlas menos dolorosas, y costará.
Porque al final el telón siempre cae, las máscaras se quitan y la persona que las usa se queda sin nada tras lo que ocultarse, sintiendo que sus emociones están desnudas...
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